Sentadas a centenares, con los tobillos cruzados y la cabeza ligeramente ladeada, estas figuras de hielo de 20 cm de altura son una poderosa declaración de intenciones. Creadas por el artista brasileño Néle Azevedo forman parte de un proyecto artístico a largo plazo titulado Monumento mínimo que comenzó durante su tesis de máster en 2003.

Designboom descubrió la obra de Azevedo en 2009, y desde entonces ha llevado sus esculturas de hielo a ciudades de todo el mundo, de Belfast a Roma, de Santiago a São Paulo.

Descritas por el artista como "una lectura crítica del monumento en las ciudades contemporáneas", los cuerpos que se descongelan ponen de relieve lo anónimo y sacan a la luz nuestra condición mortal.

Azevedo explica: "En unos minutos de acción, se invierten los cánones oficiales del monumento: en lugar del héroe, el anónimo; en lugar de la solidez de la piedra, el efímero proceso del hielo; en lugar de la escala del monumento, la escala mínima de los cuerpos perecederos".

Está claro que en los últimos años la obra de Azevedo ha sido adoptada como arte de la crisis climática. La masa de cuerpos derritiéndose establece una aterradora conexión con la amenaza a la que se enfrenta la humanidad debido al aumento de las temperaturas medias globales. "Es obvia la afinidad con ese tema", añade el artista.

Además de la amenaza del calentamiento global en sí, el gran número de esculturas sentadas juntas también llama la atención sobre el hecho de que los humanos estamos todos juntos.

"Estas amenazas también ponen por fin al hombre occidental en su sitio, su destino está unido al destino del planeta, no es el 'rey' de la naturaleza, sino un elemento constitutivo de ella. Nosotros somos la naturaleza", prosigue Azevedo en su página web.

Por suerte para nosotros, Azevedo se asegura de que cada Minimal Monument sea cuidadosamente fotografiado para que podamos apreciar el mensaje que se esconde tras estas esculturas sin rostro mucho después de que hayan sido fundidas.

*Via Designboom