El artista Guto Nogueira tuvo el privilegio de crecer en una casa donde los espacios invitaban a la libertad y a las experiencias táctiles, experiencias lo suficientemente fuertes como para formar su repertorio cultural. Cuando, ya casado y con dos hijas, Guto decidió construir, la elección natural recayó en Chico Barros, autor del querido hogar de su infancia El profesional aceptó encantado la invitación, pero le dijo al joven cliente que le gustaría desarrollar el trabajo en colaboración con un antiguo alumno suyo: "Vi en esta idea una oportunidad de actualizarme y aprender de él. Es el típico caso del alumno que supera al maestro", elogia Chico.

Sobre el maestro, Erico Botteselli, miembro del Grupo Garoa, dice: "Mi primera clase de graduación fue la suya, de quien aprendí lo que es la arquitectura". Hoy, cuando analizan juntos el resultado, Chico afirma: " Esta casa es arquitectura, sencilla pero instigadora. Nos preocupamos mucho por la construcción de los vacíos, por la materialidad, e incorporamos sugerencias de la pareja, como el uso del color. Las conversaciones evolucionaron de forma interesante y cariñosa", dice. El residente está de acuerdo.

" Mi mujer y yo somos artistas y también entendemos el proyecto como un proceso creativo. Acordamos ajustes y tomamos decisiones que podían haber causado algún impacto en el presupuesto, pero dejaron la obra mejor", dice Guto. ¿Un ejemplo? La inversión en la estructura metálica. Si todo el armazón de la construcción emplea bloques de hormigón, un sistema sencillo y económico, el uso de vigas metálicas permitió aprovechar al máximo la anchura útil del solar sin necesidad de levantar muros ni pilares.intermedio, algo de agradecer cuando se habla de una medida que sólo llega a los 4,30 m.

El edificio también exigió más cuidados de los previstos inicialmente Aunque es llana, la parcela ofrecía muchas dificultades, ya que se encuentra en una antigua zona de marismas", explica Erico, por lo que fue necesaria una cimentación más compleja de pilotes, en lugar de la solución poco profunda con vigas baldramen. Otro reto que se discutió intensamente, ya que la casa no tendría aberturas laterales, fue la iluminación -tanto natural, captada básicamente desde arriba gracias al diseño delEl techo, al igual que el artificial, con luminarias empotradas en las vigas y algunos reflectores utilizados normalmente en los teatros.

Desde hace casi un año, Guto y Adelita siguen considerando la casa como un proceso creativo continuo, acoge ahora una residencia artística llamada "Entre 48 Horas": cada mes, un profesional de renombre pasa dos noches con la familia Nos encantaba nuestro antiguo piso, pero nos faltaba algo, no sé muy bien qué, sólo sé que lo hemos encontrado aquí", concluye Guto.