Adoptar el tejado blanco puede refrescar su hogar
Las islas de Santorini, en Grecia, son uno de los pocos lugares de Europa con un clima desértico y caluroso. Los turistas de países helados disfrutan del sol radiante y de las temperaturas de 38 °C (100 °F) en las mañanas de verano. Pero los que viven allí tienen que inventar estrategias para lidiar con el calor. Olvídese del aire acondicionado, que no existía hace 4.000 años cuando se fundó la ciudad. Los lugareños han adoptadoUna solución más sencilla: pintar de blanco las casas tradicionales.
¿Parece una idea demasiado simple para ser utilizada en nuestras construcciones ultratecnológicas? En realidad, no. Brasil es uno de los países con mayor incidencia de radiación solar del planeta, como demuestran las investigaciones coordinadas por la Universidad Federal de Pernambuco. En promedio, cada metro cuadrado de nuestro territorio recibe diariamente entre 8 y 22 megajulios de energía procedente del sol. 22 megajulios son losla misma cantidad de energía utilizada por una ducha eléctrica encendida durante una hora en posición de invierno.
La buena noticia es que parte de esta energía puede devolverse al espacio, y los griegos ya lo sabían de una forma muy sencilla: "El color determina cuánta energía absorbe una superficie", afirma Kelen Dornelles, ingeniero y profesor del Instituto de Arquitectura y Urbanismo (IAU) de São Carlos, USP.
Cambiar el color del tejado no es la única medida que aporta beneficios. Merece la pena refrescar el tejado en todos los sentidos, ya sea con jardines o con tejas barnizadas muy reflectantes. La ventaja de los sistemas de tejado blanco es su practicidad: no requieren riego ni grandes cambios de diseño.
En su doctorado en la Universidad Estatal de Campinas, Kellen midió en qué medida reflejan la radiación solar distintos tejados tras ser pintados con pinturas de látex y PVA. Tonos como el blanco y el blanco nieve expulsan el 90% de las ondas entrantes, mientras que colores como la cerámica y la terracota sólo reflejan el 30% de toda la radiación.
La arquitecta Mariana Goulart midió el impacto del cambio de color en la práctica. Durante su máster en la UIA, experimentó con estrategias para mejorar el confort térmico en una escuela de Maringá (PR). Asesorada por el arquitecto João Filgueiras Lima, conocido como Lelé, pintó de blanco el techo de hormigón de una de las aulas y midió los resultados.
A una de las horas más calurosas del día, las 15.30, la temperatura del aire en la habitación pintada era 2 °C más baja que en las clases vecinas. Y el forjado estaba 5 °C más fresco por dentro. "La pintura mejora la temperatura de la superficie exterior e interior, reduciendo el calor que entra por el tejado", concluye el investigador. Pero los tejados blancos pueden afectar a zonas mucho más amplias que un solo edificio.
Desiertos artificiales
Quienes viven en las afueras de una ciudad suelen guardar el abrigo en el bolso cuando se acercan al centro. Estas diferencias de temperatura en una región urbanizada se denominan islas de calor.
En São Paulo, por ejemplo, la temperatura varía 14 °C entre zonas muy urbanizadas y zonas poco tocadas por la ciudad. "Es el valor más alto del mundo entre las regiones ya estudiadas", dice Magda Lombardo, de la Universidad Estadual Paulista. "Nuestras ciudades están enfermas". La plaga llega incluso a las aglomeracionesUn ejemplo es Río Claro (SP), con cerca de 200 mil habitantes, donde la variación de temperatura alcanza los 4°C.
Las islas de calor son completamente artificiales: surgen cuando los residentes cambian los árboles por el asfalto, los coches, el hormigón y, sí, los tejados. Utilizar tejados frescos ayuda -y mucho- en este escenario. Simulaciones realizadas en el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley de Estados Unidos muestran que instalar tejados altamente reflectantes y vegetación en las ciudades podría reducir el calor entre 2 y 4 °C envarias ciudades estadounidenses.
Ver también: De principiante a despistado: qué planta es ideal para cada tipo de personaEn Nueva York, por ejemplo, las autoridades públicas reclutan voluntarios para pintar la parte superior de los edificios, y desde 2009 una ley obliga a cubrir el 75% de los tejados con revestimientos de alta reflectancia.
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Los expertos coinciden en que pintar los tejados de blanco no resuelve todos los problemas de confort térmico de un edificio: "Hay que pensar en el proyecto en su conjunto", explica Kelen. "Por ejemplo, si mi edificio no está bien ventilado, esto tendrá mucho más impacto que el color del tejado", explica.
El blanco marca la diferencia en cubiertas finas, que transmiten el calor con facilidad, como las de metal y fibrocemento, y funciona bien en entornos sin revestimiento, como cobertizos y verandas.
El hollín, la suciedad y los hongos también pueden cambiar el color del revestimiento. En otra investigación, Kelen evaluó el efecto de la intemperie en la reflectividad de las pinturas blancas. Al inicio de las mediciones, una de las superficies reflejaba el 75% de la energía solar. Un año después, la cantidad había descendido al 60%.
Cómo elegir
Los tejados con pintura blanca aplicada en fábrica o de fábrica son más resistentes, según una prueba realizada por Levinson y otros siete investigadores en 27 tipos de materiales en el clima cálido y húmedo de Florida. Y hay docenas de productos diseñados para dispersar parte de la energía solar de los tejados. Las tejas blancas pueden ser de fibrocemento, cerámica y hormigón. Las pinturasincluyen las membranas monocapa y los revestimientos elastoméricos.
"Busque un producto con una larga vida útil", dice Ronnen Levinson, que desarrolla nuevos materiales para tejados blancos en el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, así que evite, por ejemplo, la pintura de pared aplicada sobre las tejas, que no resiste bien la acumulación de agua: "Si quiere pintar, elija en su lugar un revestimiento elastomérico diseñado para tejados. Suelen durar 10veces más espesa que las pinturas ordinarias".
También es necesario elegir productos que resistan las inclemencias del tiempo y la contaminación. En este caso hay que elegir superficies con poca rugosidad y compuestos que impidan la proliferación de hongos.
Ahora, Levinson y sus colegas investigan cómo desarrollar pinturas que duren más y repelan el agua de los tejados. Será el fin de los musgos de los tejados y un bonito complemento de la arquitectura de los antiguos pueblos del Mediterráneo.