Leonardo Boff y el punto de Dios en el cerebro
Espiritualidad es cultivar lo propio del espíritu, su capacidad de proyectar visiones unificadoras, de relacionar todo con todo, de conectar y reconectar todas las cosas entre sí y con la fuente originaria del ser. Es toda actitud y actividad que favorece la expansión de la vida, la comunión. Es cultivar eso que Pierre Teilhard de Chardin llamó el Medio Divino, en el que existimos, respiramos y somosLos neurobiólogos e investigadores del cerebro han identificado que la base biológica de la espiritualidad se localiza en el lóbulo frontal del cerebro. Han comprobado empíricamente este hecho: siempre que se captan los contextos más globales o se produce una experiencia significativa de plenitud, o también cuando uno se acerca de forma existencial a realidades últimas, cargadas de sentido y productoras de experienciasA este fenómeno se le ha llamado el "Punto de Dios", una especie de órgano interior a través del cual se capta la presencia de lo inefable dentro de la realidad. Este "Punto de Dios" se revela a través de valores intangibles como la solidaridad y un mayor sentido de la dignidad. Despertarlo es permitir que emerja la espiritualidad. Por lo tanto, la espiritualidadNo es pensar a Dios, sino sentirlo. Se percibe como entusiasmo (en griego significa tener un dios dentro), que nos lleva y nos hace sanos. En el cuidado de la salud, la espiritualidad tiene una fuerza curativa propia. Potencia cualidades tan válidas como la inteligencia, la libido, el poder, el afecto, y tan positivas como amar la vida, ser capaz de perdonar, tener misericordia e indignarse ante laAdemás de reconocer todo el valor de las terapias conocidas, de la eficacia de los diferentes fármacos, queda un supplément d'ame, como dirían los franceses, utilizando una expresión difícil de traducir pero rica en significado. Quiere señalar un complemento a lo que ya existe, pero que lo refuerza y enriquece con factores de otra fuente de curación. El modelo establecido deCiertamente, la medicina no tiene el monopolio de la curación y de la comprensión de la compleja condición humana, tanto sana como enferma. Es aquí donde la espiritualidad encuentra su lugar. Refuerza la confianza de la persona en las energías regeneradoras de la vida, en la competencia del médico y en los cuidados diligentes de la enfermera. Sabemos por la psicología de lo profundo y por la psicologíaLa confianza implica fundamentalmente que: 'La vida tiene sentido, vale la pena, tiene una energía interior que la alimenta, es preciosa. Esta confianza pertenece a una visión espiritual del mundo' (Waldow, Health Care). Todos los científicos saben que la realidad no se ajusta completamente a nuestros conceptos. No pocas veces, los propios médicosAl fin y al cabo, es creer que lo invisible y lo imponderable forma parte de lo visible y lo previsible. Mayor fuerza tiene la fe de sentirse bajo la mirada bondadosa de Dios y de estar, como hijos e hijas, en la palma de su mano. Aquí es donde se aviva el "punto de Dios en el cerebro" que se revela en tales convicciones. Contribuyen a la salud, incluso en la inevitabilidad de undesenlace".